Confundido entre los transeúntes, José María López Lledín desanda ahora —y por siempre— las calles de la Habana Vieja. Gracias a la magia del escultor José Villa Soberón, su silueta de caballero medieval se perfila a la entrada del Convento de San Francisco de Asís, para que de boca en boca —como en las leyendas antiguas— sea develado el misterio de su identidad
Y de repente busca una boca nuestra boca, y unas manos oprimen nuestras manos y hay una amorosa voz que nos dice: Despierta. Estoy yo aquí. Levántate. Y vivimos
A los mayores tiranos siempre les gustó tener fama de liberadores
Nunca me gustó disfrazarme de lo que no soy, ¿tendría que disfrazarme de pobre para ser una buena dirigente política?
Confundido entre los transeúntes, José María López Lledín desanda ahora —y por siempre— las calles de la Habana Vieja. Gracias a la magia del escultor José Villa Soberón, su silueta de caballero medieval se perfila a la entrada del Convento de San Francisco de Asís, para que de boca en boca —como en las leyendas antiguas— sea develado el misterio de su identidad
Un sistema se llama dinámico si su salida en el presente depende de una entrada en el pasado; si su salida en curso depende solamente de la entrada en curso, el sistema se conoce como estático.
Mientras tanto, en los altos mandos del ejército se daban la gran vida. Los menús del cuartel general ya no están al alcance de ningún bolsillo, teniendo en cuenta los precios actuales; pero, eso sí, uno se quedaba más tranquilo al ver que los nombres de todos los manjares venían escritos en alemán: eso les daba un sabor más patriótico.
Si busco en mis recuerdos los que me han dejado un sabor duradero, si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre me encuentro con aquellas que no me procuraron ninguna fortuna.