El deseo de ser más de lo que soy ha sido poderoso y permanente en mi vida. Es una resistencia a permanecer en un estado. Es un querer hacer más, aprender más, expresar más, crecer, progresar, lograr, expandirme.
Corre por el mundo una conjura general y permanente contra dos cosas, a saber, la poesía y la libertad. La gente de buen gusto se encarga de exterminar a la primera, y la gente de orden de perseguir a la segunda.
Claro que las hormigas son distintas. Tienen una obra de ingeniería maravillosa y perdurable en la cual trabajar: el hormiguero.
No se recuerda que ningún ser humano haya conseguido una felicidad perdurable mediante el convencimiento de que está en mejor situación que otros seres.
La materia regresa a su costumbre. Que del agua un relámpago deslumbre o un sólido de humo tenga en un cielo ilimitado y tenso un instante a los ojos en suspenso, no aplaza su consumo.
Me he dedicado al humor de observación, algo muy especial. No soy repentista. Frente a una cámara, a un micrófono, a una hoja en blanco, es muy difícil ser sólido apelando a la improvisación.
Nuestra raza es resistente por su linaje.
Era neutral en cuanto a la religión, escéptico respecto a la libertad de expresión, simpatizaba con quienes protestaban contra los impuestos, sentía indiferencia para con los indios, temía a los negros, era duro con los pornógrafos, blando con los delincuentes y bastante persistente como protector del medio ambiente.
A un líder lo hace la fuerza de su carácter y persistente determinación para cumplir sus sueños.
La diferencia entre lo estético y lo intelectual radica, pues, en los distintos puntos que se elige enfatizar o en el constante ritmo que marca la interacción de la criatura viviente con su entorno. La materia última de ambos énfasis en la experiencia es la misma, como lo es también su forma general.
No hay preocupación más constante y dolorosa para el hombre que la de, sin dejar de ser libre, encontrar cuanto antes aquello a que lo debe adorar