Y lejos estamos por fin, de todas las fracciones políticas acordes con la simulación democrática, que ambicionan solamente constituir fórmulas parlamentarias o de gobierno, olvidando que en la cuestión social es preciso tocar las raíces del problema y no operar en la superficie con simples paliativos como aconseja el evangelio marxista.
Cuando pienso que sería feliz si pudiera tener ciertas cosas que no puedo pagar, un aumento en mi salario no aleja la infelicidad, ya que desde mí nueva posición financiera puedo ver un nuevo conjunto de cosas que no poseo. Este problema no existirá cuando entienda que la felicidad radica en una actitud hacia el presente y no en una condición futura.