Uno se reprocha muchas cosas y cree que la libertad está en malgastar la vida y maltratar el cuerpo, y no se da cuenta que es la manera de castigarse porque está inconforme con lo que hace.
Soy el típico piscis triste, sensible, insatisfecho
No hace falta decir que la cultura que deja insatisfecho a un núcleo tan considerable de sus partícipes y los incita a la rebelión, no puede durar mucho tiempo ni tampoco lo merece
Toda oposición contra el supremo poder legislativo, toda incitación que haga pasar a la acción el descontento de los súbditos, todo levantamiento que estalle en rebelión, es el delito supremo y más punible en una comunidad, porque destruye sus fundamentos.
El descontento es la primera necesidad de progreso.
Por muy desencantado que se pueda estar del mundo, el suicidio no es una forma de iluminación; por muy admirable que sea, el hombre que se suicida está lejos del reino de la santidad. Yo no admiro ni estoy de acuerdo con el suicidio.
Me ha decepcionado la impotencia de no poder defender la vida de mi hijo que me fue arrebato, día tras día, durante 24 años.
Dentro de veinte años, estarás más decepcionado por lo que no hiciste que por lo que hiciste
Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia. De hecho, no necesita tener casas, la ciudad; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya
La democracia constituye necesariamente un despotismo, por cuanto establece un poder ejecutivo contrario a la voluntad general. Siendo posible que todos decidan contra uno cuya opinión pueda diferir, la voluntad de todos no es por tanto la de todos, lo cual es contradictorio y opuesto a la libertad.
Escribo a través del cedazo de mí mismo. Creo que hemos especulado mucho y vivido poco y eso ha dado como consecuencia una cultura intelectual divergente de la realidad.
El carácter de los retratos ha cambiado con el tiempo. La armonía clásica entre la cara y el corazón fue reemplazada poco a poco por la expresión discordante de la individualidad.
El verdadero hombre es la nación; el individuo es siempre un egoísta. Despojaos, pues, de esa individualidad que os aísla, de ese individualismo que no respira más que desigualdad egoísta y discorde y consagraos enteramente al verdadero hombre, a la nación, al estado.
Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia. De hecho, no necesita tener casas, la ciudad; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya
Pero el hecho de que cada hombre económico, en cualquier país, acepte cambiar sus bienes por pequeños discos metálicos aparentemente carentes de utilidad como tales, o por documentos que los representen, es un procedimiento tan opuesto al curso normal de los acontecimientos que no puede parecernos sorprendente que hasta un pensador tan distinguido como Savigny lo encuentre claramente misterioso.
Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia.
No existe nada más contrario al pensamiento y a la escritura que su actualización en tiempo real en una pantalla o un ordenador. Escribir se basa en la disociación de la pantalla y del texto, de la imagen y del texto. Hace falta una mirada, una distancia
El que impone un castigo desproporcionado no corrige, sólo se venga.
No seas desproporcionado en tus ambiciones. Pretende sólo aquello que puedas obtener con toda seguridad. Sitúata sólidamente en el puesto que te corresponde. Una persona en un puesto superior a su capacidad es un espectáculo deplorable
Aclaremos de una vez que lo que se ha dado en llamar socialismo real no es el socialismo. El culto a la personalidad, la dictadura del partido único, la nomenklatura, la falta de respeto a los derechos humanos y la persecución del disidente no tienen absolutamente nada que ver con el pensamiento de Carlos Marx
Aclaremos de una vez que lo que se ha dado en llamar socialismo real no es el socialismo. El culto a la personalidad, la dictadura del partido único, la nomenclatura, la falta de respeto a los derechos humanos y la persecución del disidente no tienen absolutamente nada que ver con el pensamiento de Carlos Marx.