Por mi parte, hice un esfuerzo y aclaré mis ideas. Una vez que pude hacer frente a los hechos con frialdad se me ocurrió que, por terrible que fuera nuestra situación, no había aún motivo para desesperar del todo.
Todos los malos pensamientos conforman malos semblantes. Pero no hay que desesperar porque no existe oscuridad sin luz. Siempre hay una respuesta sublime a todas las necesidades humanas. Todo es posible para aquellos que creen en la posibilidad.