Los seres humanos no pueden permitirse el lujo de ser fanáticos de nada. Ni siquiera de la justicia o la lealtad. El fanático de la justicia termina por asesinar a un millón de indefensas personas para limpiar un espacio para sus tribunales de la ley. Si queremos sobrevivir en este planeta, debe haber compromisos.
El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.