¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡viva el pueblo!, ¡vivan los trabajadores!
La mayoría de los cargos del país están ocupados por fascistas de confianza. Lo que no hagan por fidelidad, lo harán por temor, ya que no ignoran que se les fiscaliza. La traición se castiga terriblemente.
Alentáos y reunid por un instante vuestros esfuerzos a los nuestros; en un instante de vigor y de actividad vais a recobrar el don más precioso del cielo, que sólo la seducción, la intriga y la perfídia pudieron arrebataros
Con la perfidia de las mujeres se consigue curar los celos
Los brutos dejan la ingratitud para el hombre.
La ingratitud proviene, tal vez, de la imposibilidad de pagar.
La diferencia de la infidelidad en los dos sexos es tan real que una mujer apasionada puede perdonar una infidelidad, cosa imposible para un hombre.
En ninguna cosa la infidelidad es más innoble y repugnante que en el amor.
Mal expresan las palabras el sentido misterioso de las cosas; siempre deforman más o menos lo que se dice, y a menudo se desliza en el discurso un dejo de falsedad o de locura.
La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.
Salir, beber, el rollo de siempre, meterme mil rayas, hablar con la gente y llegar a la cama y ¡joder!... qué guarrada sin ti.
Tenemos la costumbre de burlarnos de los intelectuales por su duplicidad hamletiana, por sus dudas e indecisiones. Yo, en mi juventud, despreciaba en mí todos estos rasgos. Ahora pienso diferente: la humanidad está en deuda con los indecisos y los dubitativos por sus grandes descubrimientos, por sus grandes libros
Cabe preguntarse si en ciertas clases populares no existe más duplicidad que en la alta sociedad, que sin duda se reserva para nuestra ausencia las frases descorteses, pero cuya actitud hacia nosotros no seria insultante si estuviéramos apenados