La palabra es la muerte de la cosa. (Es decir: con el símbolo queda anulado lo indefinido de algo real y luego con esa muerte de la cosa aparece el objeto sustituyéndola).
Durante todos estos años yo he tenido la paciencia de hacer un acopio exhaustivo de todos los detalles que contribuyeron a realizar ese acto que consiste en suspender el curso de una acción extrema (...) pero hay resquicios en esta trama en los que se esconde esa esencia que todo lo vuelve así: indefinido e incomprensible.
Hoy estoy borroso y el cristal no esta empañado, y es porque alguien se ha olvidado del príncipe destronado que usa muñecos rotos y pinta sus sueños rotos en un mundo roto, quebrado por la angustia de otros, es la historia silenciosa que a gritos fue castigada, y hoy miro entre mis manos y ¿que encuentro? nada, nada...
Si mis versos os siguen con admiración y aspiran a eternizar este recuerdo del ser a quien amo, es que mis alas son las palabras, y sin ellas caigo desvanecido en un torpe sueño.
Siempre que tengas una queja contra alguien, no la formules hasta dos días después, cuando la pasión se haya desvanecido ya. Bajo el efecto de una pasión se obra con menos inteligencia