Es desolador que algunas cosas no cambien nunca en esencia, aunque también es reconfortante que algo persista, que no se mueva ni un milímetro ni un vocablo.
El oportunismo político ya se da en la Constitución de Cádiz. Es desolador ver cómo el español repite los errores, cómo se carga lo que se le ponga delante
La fuerza del fascismo reside más que en nada, camaradas, en el hecho lamentable de la división de las fuerzas capaces de oponerse a su avance.
Es lamentable que, puestos a crear absurdos como el ombligo, Dios no haya provisto al cuerpo humano de bolsillos.