La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás
Resulta verdaderamente asombrosa la prontitud con que un chisme basta para distraer la atención de una conversación intelectual.