Cuando el amor desenfrenado entra en el corazón, va royendo todos los demás sentimientos; vive a expensas del honor, de la fe y de la palabra dada.
El hombre desenfrenado no puede inspirar afecto; es insociable y cierra la puerta a la amistad.
El dolor es una mal que un remedio precipitado irrita.
En el Japón somos los herederos de una tradición cultural y de una filosofía agraria, que incluye la naturaleza y el cambio de estación. Quizá sea debido a esto que no somos un pueblo precipitado