Hasta entonces indiferente a lo que pasaba en torno suyo, ahora parecía participar de la vida, de todo lo que la rodeaba; pasaba horas enteras contemplando el cielo, como si recién ahora hubiese descubierto que era azul y bello, que el sol lo iluminada de día, que se recamaba de estrellas a la noche.
Una reacción negativa es mejor que ninguna reacción. Preferiría que alguien me odiase a que no me viera. Al menos si me odia, no le soy indiferente