Hay un éxtasis que señala la cúspide de la vida, más allá de la cual la vida no puede elevarse. Pero la paradoja de la vida es tal que ese éxtasis se presenta cuando uno está vivo, y se presenta como un olvido total de que se está vivo.
Sus cortas telas de seda, sus largas faldas de cola, su elegancia, su alegría, y sus blandas y azules sombras, giran en el torbellino del éxtasis de una luna gris y rosa, y la mandolina murmura en los temblores de la brisa.
Aunque la luna no puede beber,y mi sombra en vano me sigue. Las tomo por compañeras transitorias.¡Divirtámonos antes de que pase la primavera! Canto mientras la luna pasea. Bailo, mientras mi sombra vacila. Antes de mi embriaguez nos solazamos juntos
El arte de amar se reduce a decir exactamente lo que el grado de embriaguez del momento requiera.
El se desmayó delante de mi. No fueron las pastillas, fueron los hombres de gris.
Ahora cuando nuestros cuerpos arriesgan un encuentro, temen desencadenar la furia de sus sentidos, y sólo en el breve desmayo de la despedida se estremecerá tu risco o vacilará mi ola.
El desvanecimiento de los ideales es triste prueba de la derrota del esfuerzo humano.
Hay un éxtasis que señala la cúspide de la vida, más allá de la cual la vida no puede elevarse. Pero la paradoja de la vida es tal que ese éxtasis se presenta cuando uno está vivo, y se presenta como un olvido total de que se está vivo.
La alegría no es el éxtasis momentáneo, sino el resplandor que acompaña al ser
Aunque la luna no puede beber,y mi sombra en vano me sigue. Las tomo por compañeras transitorias.¡Divirtámonos antes de que pase la primavera! Canto mientras la luna pasea. Bailo, mientras mi sombra vacila. Antes de mi embriaguez nos solazamos juntos
Y yo respiro, y ando, y caigo, y giro y vuelvo a ver los árboles sedientos y los pájaros disparados en la embriaguez de la música del viento y estoy inmóvil y absorto y maravillado de un día más en el pecho ardiendo.
Con desmayo se alaban las maldiciones.
El se desmayó delante de mi. No fueron las pastillas, fueron los hombres de gris.
El desvanecimiento de los ideales es triste prueba de la derrota del esfuerzo humano.