Hay una infinitud de ideales disímiles como las hojas. El ideal es lo íntimo del ser, lo que lo distingue de los otros seres. Ese átomo diferencial, único para cada individuo, es en el plano sentimental y estético la personalidad de arte y la inmortalidad individual, pues no existen, ni han existido dos seres de sentimentalidad idéntica desde el principio del mundo.
Lo político en el pintor no es excluyente de una voluntad de forma y estilo, ya que como modo estético denuncia las anomalías de una sociedad injusta.