La humanidad necesita hombres prácticos, que sacar el mayor provecho de su trabajo, y, sin olvidar el interés general, salvaguardar sus propios intereses. Pero la humanidad también necesita soñadores, para quienes el desarrollo de una tarea sea tan cautivante que les resulte imposible dedicar su atención a su propio beneficio.
La ocultación de ideas molestas puede que sea corriente en la religión o en la política, pero no es el camino a la sabiduría y no tiene sentido dentro de la tarea científica
Hallarse uno cargado de obligaciones y sin remedio para socorrerlas hace buscar medios y remedios cómo salir de ellas. La necesidad enseña claros los más oscuros y desiertos caminos.
La vida está llena de obligaciones que se cumplen cuanto más voluntad se tenga de infringirlas atrevidamente.
¿Debería basarse el progreso de la ciencia en la coordinación casual de los trabajos de científicos con talento guiados por su intuición, o en el trabajo en equipo de investigadores que se ayudan entre sí y combinan su trabajo conforme a un plan preconcebido, pero flexible?
... es inevitable tomar ciertos caminos y que los directores te convoquen porque quieren retomar algo que vieron en tus trabajos anteriores. Entonces, es lógico que los actores adopten ciertos perfiles.
Entre otros ejercicios del espíritu, el más útil es la historia
Las conferencias de desarme son los ejercicios contra incendios de los pirómanos.
Aun cuando el sueño traba los sentidos y los movimientos, hay que saber que, con todo, ciertos hombres sí se mueven y realizan actividades durmiendo, igual que si estuvieran despiertos. Por ejemplo, pueden andar dormidos, o cabalgar, o buscar algo, o perseguir enemigos e incluso quizá matarlos, y luego, dormidos sin duda, se vuelven a la cama.
Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sirvan para algo, será para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya.
La señal del genio, su única gloria, la obligación hereditaria de los espíritus geniales estriba en inventar formas nuevas fuera de lo convencional y acostumbrado.
No estoy aquí para que me quieran y me admiren, sino para obrar yo y querer yo. No es obligación de la sociedad ayudarme a mí, soy yo el que tengo la obligación de cuidar al mundo, al ser humano.