El mercantilismo, el cual alcanzó su máximo en la Europa de los siglos diecisiete y dieciocho, era un sistema del estatismo que empleaba la falacia económica para construir una estructura de poder imperial, así como subsidios especiales y privilegios monopólicos para individuos o grupos favorecidos por el estado.
La más desarmada ternura, así como el más sangriento de los poderes, necesitan la confesión.
Los grandes señores son casi las únicas personas de las que se puede aprender tanto como de los campesinos; su conversación está adornada con todo lo que se refiere a la tierra, las mansiones tal como se habitaban antaño, los usos antiguos, todo lo que el mundo del dinero ignora profundamente.
Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, todo aparecería ante el hombre tal como es: infinito.
El Estado, al igual que el suelo sobre el que se halla situado, no es un patrimonio. Consiste en una sociedad de hombres sobre los cuales únicamente el Estado tiene derecho a mandar y disponer. Es un tronco que tiene sus propias raíces.
Las desgracias, al igual que la fortuna, sólo llegan cuando las hemos buscado con nuestros actos.
No puedo acompañar y esto no significa que estoy traicionando a nadie. Estoy actuando conforme a mis convicciones.
No se pueden moldear los hijos conforme a las ideas de los padres. Hay que tomarlos como Dios los da, amarlos y educarlos lo mejor posible, sin torcer su inclinación.