Escribir no es normal. Lo normal es leer y lo placentero es leer; incluso lo elegante es leer. Escribir es un ejercicio de masoquismo; leer a veces puede ser un ejercicio de sadismo, pero generalmente es una ocupación interesantísima.
La dignidad de la ciencia misma parece exigir que todos los medios sean exploradas para la solución de un problema se de en forma elegante y célebre.