El artista vive una relación peculiar con la belleza. En un sentido muy real puede decirse que la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del talento artístico.
La creación poética deviene, cada día más, un ejercicio culto, compromiso al que rindieron un primer tributo nuestros vanguardistas, y se reduce progresivamente la tierra de cultivo para el fruto espontáneo. El poeta hace uso consciente de la intuición que le dota de su peculiar potencia cognoscitiva.
La naturaleza y el júbilo de la libertad empiezan únicamente cuando las facultades bien integradas de la psique encuentran y establecen un mundo en el cual producen su fruto específico y propio.
La filosofía como la medicina, tiene muchas drogas, pocos buenos remedios y casi ninguno específico