Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.
Es momento para proclamar nuestra fe en el orden constitucional y declarar paladinamente que hoy un auténtico grito de ¡Viva España! no encierra una verdad distinta que la de ¡Viva la Constitución! y ¡Viva la democracia!