Tiemblen los tiranos de haber excitado nuestro enojo.
A la empresa compatriotas, que el triunfo es nuestro: vencer o morir sea nuestra cifra; y tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio.
Nunca he alterado ni una sílaba de la Palabra de Dios contra mi conciencia, ni lo haría hoy, aunque se me entregara todo lo que está en la Tierra, sea honra, placeres, o riquezas
El pensamiento se traduce tan escasamente como la poesía. Como mucho puede transcribirse. En cuanto se hace una traducción literal, todo resulta alterado
Aquel que en toda cosa está instruido, varón será perfecto y acabado; siempre aconsejará lo más valido. Bueno también será el que, no enseñado, en el tratar sus cosas se rigiere por parecer del docto y buen letrado. Mas el que ni el desvío lo entendiere, ni tomare del docto el buen consejo, turbado terná el seso y mientras fuere, será inútil en todo, mozo y viejo
Flotó un silencio apenas turbado por distante bisbiseo de latines. El grupo que jinete y cabalgadura formaban, parecía una brusca coagulación de bronce. Una nube pálida subió al rostro del paisano. Sobre su frente la brisa desordenaba algunas mechas. Su brazo permaneció inmóvil todavía un instante...
Inglaterra, alzada en medio del turbulento océano, muy al norte, visita ahora mis sueños adoptando la forma de un buque inmenso, bien comandado, que dominaba los vientos y navegaba orgulloso sobre las olas.
¡Que fuera, sino, del arduo y sereno mandato que impone la vida a los que la comprenden en sus vastos lineamientos, si no hubiera un sereno panorama donde descansar las alas fatigadas del turbulento y recio rodar de las tormentosas adversidades!
Casos como éstos, en los que la muchedumbre derrocha perversión y demencia, no abundan, y tal vez por eso me apasioné en el grado en que lo hice al margen de mi rechazo en tanto que hombre como novelista, como dramaturgo, trastornado de entusiasmo ante un caso de belleza tan atroz.
En la ternura de la serpiente nadie cree. Nadie no es trastornado por la sangre incolora de las flores.
Nada importa saber o no la vida de cierta clase de hombres que todos sus trabajos y afanes los han contraído así mismo, y ni uno solo instante han concedido a los demás; pero la de los hombres públicos, sea cual fuere, debe siempre presentarse, o para que sirva de ejemplo que se emite, o de una lección que retraiga de incidir en sus defectos.
Tenían el aspecto de haber contraído una enfermedad monótona y tediosa, habían olvidado el idioma de los animales y el ritmo de las cosechas.