Y así fue el resto de su vida. Se sentía como si lo hubieran invitado a una fiesta cuya dirección no lograba encontrar. Seguro que alguien se estaba divirtiendo con todo aquello, con la existencia que llevaba, pero de momento ese alguien no era él.
Las palabras parecen tan insignificantes, tan inútiles. Solo puedo decir que... Gracias por el honor de ser invitado aquí... Oh son gente maravillosa y dulce, gracias.
¿Dónde encontrar a Mawlānā? Una visita a Konya muestra que la verdadera casa del maestro del amor Divino no es una ciudad, ni un país, ni ningún otro sitio sobre la tierra, sino los corazones de aquellos que están sedientos del vino del amor.
¿Para qué quiere usted vernos? Nosotros no sabemos absolutamente nada con respecto a lo ocurrido. Bueno, es que me imagino que su visita a esta casa se halla relacionada con el crimen cometido en nuestra barriada... ¿O es que desean comprobar si nos hallamos al corriente en cuanto al pago de la licencia del televisor?