La esencia de la cosa no toma nada por su unión con otra, con la que forma un todo, sino que, por el contrario, la primera permanece invariable.
El alma humana puede desarrollar su vida ideal, dentro de lo posible, en una unión dinámica con el mundo; y puesto que esta unión implica diferencia, ningún alma necesita siquiera intentar imponer su lenguaje ni sus costumbres a las otras partes de la naturaleza, ni renunciar o negar la originalidad de sus propias ideas y placeres.
El genio es un ajustamiento promontorio del infinito.
Hermanos y hermanas, buenas tardes. Sabéis que el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo al fin del mundo, pero ya estamos aquí