Ahora bien, el gran secreto del régimen monárquico y su máximo interés en mantener engañados a los hombres y en disfrazar, bajo el especioso nombre de religión, el miedo con el que se los quiere controlar, a fin de que luchen por su esclavitud, como si tratara de su salvación, y no consideren una ignominia, sino el máximo honor, dar su sangre y su alma para orgullo de un solo hombre.
Primero hablas y luego escribes y aprendes a distinguir el ritmo del habla cotidiana, en el que circulan los cobres de la vida, y luego te instalas a buscar el oro de la literatura a fin de crear no la realidad, ni siquiera una reproducción de la realidad, que sería una realidad redundante, sino a crear una realidad paralela, que antes no existía.