Las masas perdieron su carácter poético con el cristianismo. No me hable usted de los tiempos modernos, a propósito de lo grandioso. No dan ni para satisfacer la imaginación de un folletinista de la peor calaña.
Reine en vuestro vestido el aseo, mas no el lujo. Este no es a propósito sino de una vana ostentación; el otro, de la decencia