Estoy muy contenta de haberlo leído. Me encantó la historia de la monja que comía tan delicadamente con los dedos, que jamás se manchaba de grasa. Nunca he podido presumir de eso, así que empleo un tenedor.
Una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo
Me quedo parada frente a la cómoda, mirándome en el espejo tratando de arreglar mi cabello en una semblanza de estilo; realmente está muy largo. Estoy en mis jeans y una camiseta, y Christian, frescamente bañado, está vestido detrás de mí. Miro su cuerpo hambrienta.
Vino mi hermana a buscarme, pero no quiero ir a La Plata. A la noche me llevo una revista, miro las fotos, me distraigo un rato y me quedo dormido. Me la gasté toda. Di mucho sin mirar a quién.