Siempre he aspirado a una forma mucho más amplia que, libre de las aspiraciones de la poesía y la prosa, nos dejase entendernos sin exponer a lector y autor a sublimes agonías.
Si no hay la posibilidad de exponer una teoría, cállense o hagan la salvedad de que no la exponen íntegra, ni mucho menos, que omiten lo más esencial, pero ¿por qué entonces, presentando unos fragmentos, hablan a gritos de estrechez?