Perplejidad, dudas y rupturas son propicias para la interrogación y para la duda, es decir, para la elucidación científica.
Una verdad insuficiente resulta eficaz por una temporada, pero luego, en vez de una elucidación completa, se presenta de pronto algún error deslumbrante. Este le basta al mundo, y el engaño se mantiene así durante siglos.