Aquí estás, ombú gigante a la orilla del camino, indicando al peregrino no siga más adelante en la llanura sin fin. (...) Ese destino te espera, árbol, cuya vista asombra, que al caminante das sombra sin dar al rancho madera, ni al fuego una astilla dar; recorrerás el desierto cual mensajero de vida, y, tu misión concluida, caerás cual cadáver yerto bajo el pino secular.
Cada cual aporta su astilla a la hoguera que ilumina el mundo.
Dios, ¿qué es toda esa charla difundida por los papas? El paraíso está aquí, mi buen hombre. ¡Dios, no me des otro paraíso!
Las mujeres escriben, escriben con una rapidez desbordante; su corazón charla sin cesar. No conocen generalmente ni el arte, ni la medida, ni la lógica; su estilo se arrastra y ondea como sus vestidos
Una carta es un soliloquio, pero una carta con postdata es ya una conversación
¿No cree que deberíamos tener un hijo juntos para que tuviera mi físico y su inteligencia? [en conversación con Albert Einstein].
El joven Sócrates escuchaba al viejo Protágoras y mantenía (si el diálogo de Platón esta basado en una conversación real) la teoría del utilitarismo frente a la moral popular
Y nuestros adversarios circunstanciales de hoy comprendan cual es la voluntad de Argentina. Aceptaremos el diálogo después de esta acción de fuerza. Pero en el convencimiento que la dignidad y el orgullo nacional han de ser mantenidos a toda costa y a cualquier precio
En mis jardines, en mis casas, siempre he procurado que prive el plácido murmullo del silencio, y que en mis fuentes cante el silencio.
¡Todos los reinos de la tierra por un vaso de vino! ¡Toda la ciencia de los hombres por la suave fragancia del mosto fermentado! ¡Todas las canciones de amor por el grato murmullo del vino que llena nuestras copas!
No hay nada más natural que el considerar todo como a partir de uno mismo, elegido como el centro del mundo, uno se encuentra por lo tanto, capaz de condenar el mundo sin siquiera querer oír su cháchara engañosa.
Vive con los hombres como si Dios te viera; conversa con Dios como si los hombres te oyeran.