El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo
La fuerza de las convicciones religiosas tiene que orientarse a la superación de los retos globales de la humanidad, algo que solo ocurrirá si las religiones dejan de debatirse en animosidades mutuas, de atizar conflictos y propagar fanatismo y, si por el contrario, meditan sobre lo que les es común. De llegar a esto, la fuerza de las religiones fluirá en bien de toda la humanidad
Todos los descubrimientos verdaderos surgen del caos, son resultado de dirigirse hacia lo que parece incorrecto y ridículo y tonto.
El que pretende dirigirse a la humanidad o es un tramposo o está equivocado. La pretendida comunicación se cumple o no; el autor no es responsable, ella se da o no por añadidura. El que quiera enviar un mensaje - como se ha reiterado ya tantas veces - que encargue esta tarea a una mensajería.
La clave para el éxito consiste en enfocarse conscientemente en las cosas que se desean en lugar de enfocarse en las cosas que no se desean
La responsabilidad del cocinero está enfocada al respeto de los recursos del planeta y de consumirlos de manera sostenible. Intentar usar los pescados más sostenibles, consumir menos proteína animal, más cereal, enfocarse más en la nutrición. Y por la salud del consumidor, intentar comer menos sal, menos grasa y menos azúcar. Ser lo más cercano a la naturaleza.
La fuerza de las convicciones religiosas tiene que orientarse a la superación de los retos globales de la humanidad, algo que solo ocurrirá si las religiones dejan de debatirse en animosidades mutuas, de atizar conflictos y propagar fanatismo y, si por el contrario, meditan sobre lo que les es común. De llegar a esto, la fuerza de las religiones fluirá en bien de toda la humanidad
El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo
Mientras religión y ética pueden dirigirse al individuo aislado y podrían existir en un solo hombre sobre el mundo, la política necesita para su posibilidad la existencia de la sociedad.
El gobierno tiene el sagrado deber de dirigirse a la Nación, y hacer escuchar en ella la voz de sus más caros derechos e intereses