Que seas libre de tomar un camino cuyo fin no siento necesidad de conocer, ni la ansiedad febril de estar segura de que vas adonde yo hubiera querido que fueras.
Y al llegar la aurora, armados de ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades
Cíñete a mí, noche del seno desnudo; cíñete a mí, ¡noche ardiente y nutricia!