... el arca de la alianza, en las grandes batallas de cuyo resultado dependía la victoria o la ruina de todo el pueblo, iba en medio del ejército, para que el pueblo, viendo presente, por así decirlo, a su rey, combatiera con todas sus fuerzas.
No hay un arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos, o perecemos todos.