El ajedrez es una frivolidad primorosa
Si no preparamos y llevamos a cima una espléndida reparación, no tenemos el derecho, ¡no, señor!, de dar el nombre de país civilizado a esos desgraciados pueblos. Los otros nos rehusarán, y justamente, sus consideraciones, y todos se creerán autorizados para atentar contra nuestro territorio
Es solo ahora cuando estamos empezando a comprender cuan extraña y espléndida es... cuan imponente es, el objeto más hermoso que flota alrededor del Sol, con la envoltura de su propia burbuja azul de atmósfera, fabricando y respirando su propio oxígeno, fijando su propio nitrógeno desde el aire a su propio suelo, generando sus propias condiciones del tiempo
Cada mañana, cuando me levanto, experimento una exquisita alegría, la alegría de ser Salvador Dalí, y me pregunto entusiasmado '¿qué cosas maravillosas logrará hoy este Salvador Dalí?
No es necesario, como se cree generalmente, renunciar a los placeres naturales antes de poder conquistar los espirituales. Por el contrario, lo disfrutamos con más exquisita fruición a medida que crecemos interiormente.
La flor encantadora y delicada que sobre esbelto tallo se mecía, la vio ufana la luz de un solo día, luego desapareció.
En la naturaleza, una repugnante oruga se transforma en una mariposa encantadora; en cambio, entre los hombres ocurre lo contrario: una encantadora mariposa se transforma en una oruga repugnante.
El guión humaniza a Karl Marx y sus ideas de una sociedad socialista. Por lo general, es bien recibida por el público debido a que el autor hace un excelente trabajo de desarmar el tema y con la verdad interpreta la vida de Karl Marx.
Cuando me aburro me gusta irme a un barrio céntrico, ocupar un excelente lugar de aparcamiento y contar cuántas personas me preguntan si me voy a ir.
El ajedrez es una frivolidad primorosa
Una salud demasiado espléndida es inquietante, pues su vecina, la enfermedad, está pronto siempre a abatirla.
Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano.
Muriéndose de hambre, sobreviviendo a la rabia, pudriéndose de viejos en la exquisita mierda de la gloria.
No es necesario, como se cree generalmente, renunciar a los placeres naturales antes de poder conquistar los espirituales. Por el contrario, lo disfrutamos con más exquisita fruición a medida que crecemos interiormente.
La buena gente hace un daño enorme. Y por supuesto, el peor daño es conceder tanta importancia a la maldad. Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es encantadora o aburrida.
La mujer sería más encantadora si fuera posible caer en su brazos sin caer en sus manos.