Un par de hombres lanzaron gritos de guerra, y los dos primos se vieron rodeados por los colmillos de una jauría de lobos, con alabardas, lanzas y espadas por todos los lados. Los gritos de los hombres y el estrépito de las armas al chocar se mezclaban con el rugido del viento, y el lugar se convirtió rápidamente en un horrible torbellino de guerra.
El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la cólera del mar tempestuoso y la espada destructora son porciones de la eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre.
¿Cuántas veces se ha desviado el grito contra la opresión en una afirmación de identidad nacional, en movimientos de liberación nacional que han hecho poca cosa más que reproducirla opresión contra la cual se dirigía el grito? El Estado es exactamente lo que la palabra sugiere: un bastión contra el cambio, contra el flujo del hacer, la encarnación de la identidad.
Querías un regalo, y yo derramé encantado con un grito entre tus tetas aquel collar de perlas, y en ese instante el mundo terminó de Secretos y Mentiras, El Tiempo de las Cerezas.
Si quiero sacudirte con la flecha de mi amor, te tengo que dar duro como el palo en el tambor; que grite la guitarra su alarido de placer y el bajo que penetre tus oídos con la furia de mi tren, loco tren, la banda es una máquina cargada con la furia de mi tren.
Un aire frío pasa sobre la dura concha de los crustáceos. Un gran alarido raya el cielo con su helado relámpago de ira. Como un tapete gris llegan la noche y el espanto
Un par de hombres lanzaron gritos de guerra, y los dos primos se vieron rodeados por los colmillos de una jauría de lobos, con alabardas, lanzas y espadas por todos los lados. Los gritos de los hombres y el estrépito de las armas al chocar se mezclaban con el rugido del viento, y el lugar se convirtió rápidamente en un horrible torbellino de guerra.
Al ver al hombre el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero el cazador que tenía una gran puntería le apuntó entre los dos ojos, y le rompió la cabeza.
Que hoy su triste cárcel quiebran libres los diablos en fin, y con música y estruendo los condenados celebran, juntos cantando y bebiendo, un diabólico festín.
En el caos donde se confunde la luz cegadora y la oscuridad ciega, los gritos, el estruendo de las explosiones, el crepitar de las metralletas; en el caos que hace añicos la percepción del tiempo Krímov tuvo una intuición de una nitidez asombrosa: los alemanes habían sido arrollados, los alemanes estaban vencidos.
Un par de hombres lanzaron gritos de guerra, y los dos primos se vieron rodeados por los colmillos de una jauría de lobos, con alabardas, lanzas y espadas por todos los lados. Los gritos de los hombres y el estrépito de las armas al chocar se mezclaban con el rugido del viento, y el lugar se convirtió rápidamente en un horrible torbellino de guerra.
Al ver al hombre el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero el cazador que tenía una gran puntería le apuntó entre los dos ojos, y le rompió la cabeza.
La imagen de yeso retumbó por el golpe sobre su antiguo pie (Ayax Locro).
Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo, sé ese rayo que cayó y que retumbó en lo más profundo
La señora Teavee lanzó un chillido de horror: ¿Quiere usted decir que sólo la mitad de Mike volverá a nosotros? Esperemos que sea la mitad superior dijo el señor Teavee.
Proferí entonces una exclamación de alegría y lo estreché con más fuerza contra mi cuerpo, donde pude sentir, en la fiebre repentina que hizo presa de su cuerpo, los acelerados latidos de un pequeño corazón.
A su entrada reinó un gran silencio, cesaron todos de bailar y pararon los violines, tanta fue la impresión producida por la extraordinaria belleza de la desconocida y tan grande el deseo de contemplarla. Sólo se oía el confuso murmullo producido por esta exclamación que salía de todos los labios. - ¡Qué hermosa es!