Coretti no sabía vestirse. La ropa era un lenguaje y Coretti un tartamudo de la indumentaria.
El tiempo se rompió en secciones rotativas (él disparó del tacto a la palabra) y la palabra evoca la materia, ser la sustancia misma de las cosas o como integridad el yo representado la sucesión ha abierto lo que evoca.
Nunca la habían acariciado con tanto amor, un amor que la hacía desear su tacto. No el tacto odioso y doloroso que venía después, sino el tacto dulce que lo precedía.
Coretti no sabía vestirse. La ropa era un lenguaje y Coretti un tartamudo de la indumentaria.