Estoy harta de Quentin Tarantino y de la moda de la violencia.
Su elegante distinción era evidente. Flotaba en el aire una densa fragancia de incienso, y el frufrú de las sedas reflejaba una riqueza ostentosa, pues era aquélla una casa donde se prefería la exhibición de lo que estaba de moda al atractivo más profundo de un discreto buen gusto.
No le garantizo que voy a escribir una canción sobre el tema, porque yo no soy el único que manda en eso: también necesito a las musas. Pero sí le prometo que voy a seguir planteando en todas partes que los ciudadanos cubanos deben tener derecho a entrar y a salir de su país cuando lo deseen y, por supuesto, cumplan con los requisitos legales para hacerlo
Yo prefiero cantar a la tierra fértil y fragante. No creo que nunca la áspera voz de los motores valdrá la más tímida canción del trovador, ni el pacífico refrán de fuentes cristalinas, ni el sonido de la siega cuando abate los meses.
Lo importante son las palabras. No se preocupen por la melodía. Tomen una, canten alto si ellos cantan bajo, canten rápido si ellos cantan lento, y ya tienen una nueva melodía
Para quien canto yo entonces? Si los humildes nunca me entienden (...) Yo canto para esa gente, porque también soy uno de ellos, ellos escriben las cosas, y yo les pongo melodía y verso.
La trivialidad del verso y la vulgaridad casi popular de la melodía parecían tanto más convertidas en belleza por un soplo que las levantaba y arrebataba al cielo en las alas de la pasión. Porque aquella voz angélica glorificaba un himno pagano.
Para componer, sólo tienes que recordar una melodía que no se le haya ocurrido antes a nadie