El mundo siempre ha estado más impresionado del poder de nuestro ejemplo que del ejemplo de nuestro poder
Lo que más me ha impresionado de este siglo XX que finaliza es la estupidez y brutalidad humanas
El azote, hijo mío, se inventó para castigar afrentando al racional y para avivar la pereza del bruto que carece de razón; pero no para el niño decente y de vergüenza que sabe lo que le importa hacer y lo que nunca debe ejecutar, no amedrentado por el rigor del castigo, sino obligado por la persuasión de la doctrina y el convencimiento de su propio interés.
Un líder tiene el derecho de ser batido, pero nunca de ser sorprendido
Siempre me ha sorprendido la escasa finura de mis contemporáneos, a mí, cuya alma se retorcía de la mañana a la noche tan sólo para encontrarse.
Me traes extrañas historias, Annette -dijo Emily-; esta misma mañana me has atemorizado con las aprensiones del asesinato; y ahora ¡Tratas de persuadirme de que has visto un fantasma! Esas historias fantasiosas surgen demasiado deprisa.
Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un atemorizado cabrito, y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado, ¿cuán lejos está del crimen un hombre así?
Mis defensas eran grandiosas. El héroe del rock and roll que sabe todas las respuestas fue realmente un muchacho aterrado que no sabía llorar. Simple.
No tengo que 'tener' una respuesta. No me siento aterrorizado por no conocer cosas, por estar perdido en el misterioso universo sin tener ningún propósito; que es el modo en el que la realidad es, hasta donde puedo decir, posiblemente. Esto no me aterra.
En la ternura de la serpiente nadie cree. Nadie no es trastornado por la sangre incolora de las flores.
Casos como éstos, en los que la muchedumbre derrocha perversión y demencia, no abundan, y tal vez por eso me apasioné en el grado en que lo hice al margen de mi rechazo en tanto que hombre como novelista, como dramaturgo, trastornado de entusiasmo ante un caso de belleza tan atroz.