Es asombroso cómo crecen las mentiras. Uno empieza con una pequeña mentira que parece fácil de ocultar, pero de pronto se encuentra acorralado y cuenta otra. Luego otra. Al principio la gente le cree a uno, reacciona de acuerdo con las mentiras, y a uno se le ocurre que ojalá hubiera contado la verdad.
Aunque no le temo a la muerte, tampoco quiero que me maten, ojalá no me maten: quiero morir rodeado de mis hijos y mis nietos una muerte violenta debe ser aterradora, no me gustaría nada