Quiero besarte te beso. Quiero dejarte te enojas. Pero al límite de nuestras fuerzas te pones una armadura más peligrosa que un arma.
Nunca olvides qué eres, porque, desde luego, el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo para herirte.