Feliz aquel que no conoció el trabajo y lo abrazó luego para subsistir
Adiós, mi querida mamá, te quiero y te abrazo de todo corazón y espero verte pronto completamente sana. Ruego a Dios. Tu hijo, que te quiere cariñosamente.
Todo saber analítico está, pues, invenciblemente ligado a una práctica, a esta estrangulación de la relación entre dos individuos, en la que uno escucha el lenguaje del otro, liberando así su deseo del objeto que ha perdido (haciéndole entender que lo ha perdido) y liberándolo de la vecindad siempre repetida de la muerte (haciéndole entender que un día morirá).