Era un animal hermoso, una obra maestra de gallardía que ni el pensamiento era capaz de reproducir.
El aseo del vizcaíno es proverbial ; el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año. Oíd hablar a un vizcaíno, y escucharéis la más eufórica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si sólo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias.
Lo que uno ve en otra mujer cuando está borracho, lo ven en garbo cuando está sobrio.