Cuando un niño comienza a sonreír, con una pequeña bifurcación de amargor y dulzura, las orillas de su sonrisa desembocan sin burlas en la anarquía del océano. Se siente mejor que nadie: juega a la gloria con los ángulos de la boca y ya cose la sutura irisada al conocimiento infinito de la realidad.
Hay que dejar que las espintas de las dificultades ciñan nuestra cabeza y que la lanzada de la contradicción traspase nuestro corazón. Beber la hiel y tragar el vinagre... puesto que Dios así lo quiere
¿Cómo puedo imaginar una sociedad y mutua correspondencia de deberes sociales entre el hombre que gasta un millón al año y el hombre que no tiene la seguridad de comer pan cada día, una mísera cantidad de pan amasado con hiel y lágrimas?
..., cuando un hombre, por causa de su aspereza natural, pretende retener lo que, siendo superfluo para él, es necesario para los demás, y, debido a la terquedad de sus pasiones, no puede corregirse, habrá de ser expulsado de la sociedad por constituir un peligro para ella.
Por la calle pasa un obrero. ¡Qué firme va! No tiene blusa. En el cuento, en el drama, en el discurso político, el dolor del obrero está en su blusa azul, de paño grueso, en las manos gruesas, en los pies enormes, en los desconsuelos enormes.
El dolor siempre produce lógica, que es muy malo para ti.
Cuando adviertas que alguien no te quiso bien, investiga primero qué fue lo que lo disgustó en ti. Puede que tuviera razón.
En el momento en que una cosa te turba, ya eres esclavo, en vez de ser señor. No hay en el mundo señor más tirano que el disgusto o tormento.
El verdadero amante ansía la tribulación como el rebelde anhela el perdón y el pecador la misericordia.
Si hay gozo en el mundo, el hombre de puro corazón lo posee. Y si en algún lugar hay tribulación y congojas, es donde habita la mala conciencia
El sufrimiento de los males físicos y morales es la ofrenda más digna que puedes hacer a aquel que nos ha salvado sufriendo
En fin, tal vez no existían soluciones. La sociedad humana, aseguraban, era una especie de monstruo, y sus principales subproductos eran los cadáveres y los escombros. Nunca aprendía, siempre repetía los mismos errores estúpidos, siempre escogía los beneficios inmediatos a costa de un sufrimiento a largo plazo.
El bar es un hotel de medio pelo que le cura el desconsuelo a los que no saben qué hacer con el desvelo
Un regalo de Reyes suele suponer, más que el capricho del niño, el fantasma de un anhelo o desconsuelo de los padres
Por lo tanto, no juzgues haber alcanzado la paz verdadera por no tener pesadumbre ninguna
La pesadumbre es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a sí mismo.
El responsable de una Iglesia por una parte tiene que dejarse crucificar al mundo con la mortificación de la carne, y por otra, tiene que aceptar la decisión del orden eclesiástico, cuando procede de la voluntad de Dios, de dedicarse al gobierno con humildad, aunque no quisiera hacerlo.
La hipocresía hace llevar siempre, a los que la cultivan, una vida de mortificación amarga y rencorosa.
Ella ofrece su mejilla como cuando él le llevó las rosas y él se quita el sombrero y la besa en las dos. Cuando se aleja, después de verla entrar, se lleva consigo una suavidad en los labios, un roce de cabellos en su frente, un sereno perfil en su memoria.
El cuerpo leve de animal al roce será fecundo cuando las manos de este tiempo hagan de sed en propiedad de sed a los dos cuerpos.