El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño se revisa cada mañana.
La lluvia que cae. Lluvia de verano sobre la tierra. Lluvia nocturna. La oscuridad y calidez y el torrente de pasión.
No tiene importancia -dijo Roland-. Tú vendrás con nosotros. Nos sentimos como en casa en situaciones de ambigüedad legal. Los tratados bajo los cuales opera el Registro nos permiten márgenes muy flexibles. Y nosotros creamos flexibilidad, en las situaciones en que se requiera. -La máscara de afabilidad había desaparecido de golpe: los ojos de Roland eran tan duros como los de Pierre.
Difícil es decir cuánto concilia los ánimos humanos la cortesía y la afabilidad al hablar.