El azote, hijo mío, se inventó para castigar afrentando al racional y para avivar la pereza del bruto que carece de razón; pero no para el niño decente y de vergüenza que sabe lo que le importa hacer y lo que nunca debe ejecutar, no amedrentado por el rigor del castigo, sino obligado por la persuasión de la doctrina y el convencimiento de su propio interés.
Sabía que, en ocasiones, algo de miedo puede ser bueno. Si temes que las cosas empeoren si no haces nada, eso te puede mover a la acción. Sin embargo, de nada sirve estar tan asustado que el miedo te impida actuar.
Pues ustedes que me conocen he estado siempre más asustado de una oferta de paz que de un ataque aéreo.
¿Quién llenará este vacío de cielo desalentado que deja tu cuerpo al mío?
El que se erige en juez de la verdad y el conocimiento es desalentado por las carcajadas de los dioses.
Para el tímido y el pusilánime todo es imposible, porque así les parece.
...el desprecio nace cuando al príncipe se le considera inestable, superficial, afeminado, pusilánime e indeciso...
De los suspiros algo nace que no es la pena, porque la he abatido antes de la agonía; el espíritu crece olvida y llora: algo nace, se prueba y sabe bueno, todo no podía ser desilusión: tiene que haber, Dios sea loado, una certeza, si no de bien amar, al menos de no amar, y esto es verdadero luego de la derrota permanente.
En historia el nombre de dios es la terrible maza histórica con la cual todos los hombres divinamente inspirados, los grandes genios virtuosos han abatido la libertad, la dignidad, la razón y la prosperidad de los hombres.