Los partidos políticos sirven para mantener a cada uno bajo vigilancia permanente del otro.
La implacable vigilancia de las cámaras no me deja mentir.
Pronto, como un lebrel, acecho botas, medias. Reconstruyo los cuerpos y ardo en fiebres hermosas. Ellas me encuentran raro y van cuchicheando. Mis deseos brutales se enganchan a sus labios...
La flecha de mi vida ha clavado sus rumbos en tu pecho y esquivo entre tus brazos el acecho de las cien rutas que mi paso olvida.