El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso.
No estoy sereno no hay razones para estarlo, no estoy sobrio no hay razones para estarlo
Ser humano significa, para cada uno de nosotros, pertenecer a una clase, a una sociedad, a un país, a un continente y una civilización; y para nosotros los moradores europeos, la aventura desarrollada en el corazón del Nuevo Mundo significa en primer lugar que no era nuestro mundo y que tenemos responsabilidades en el crimen de su destrucción.
África, por ejemplo, es quizás el continente que me interesa más. Sin olvidar que es el más increíble de representar. Es sorprendente cómo el francés penetró por todas partes, incluso en las aldeítas más insignificantes. He aprendido mucho más sobre la colonización que estudiando cualquier tratado de historia.
El Estado más violento será, pues aquel en que se niega a cada uno la libertad de decir y enseñar lo que piensa, y será, en cambio, moderado aquel en que se concede a todos esa misma libertad.
El trabajo moderado fortifica el espíritu; y lo debilita cuando es excesivo: así como el agua moderada nutre las plantas y demasiada las ahoga.
Al hombre comedido le basta con lo suficiente
Para escribir este libro he usado el lenguaje mesurado y sobrio del testigo, no el lamentoso lenguaje de la víctima ni el iracundo lenguaje del vengador: pensé que mi palabra resultaría tanto más creíble cuanto más objetiva y menos apasionada fuese; sólo así el testigo en un juicio cumple su función, que es la de preparar el terrero para el juez. Los jueces sois vosotros.
El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso.
¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la Patria y reine por siempre en este continente Americano nuestra sagrada patrona, la Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Mueran los gachupines! ¡Muera el mal gobierno!
Sin Europa, sin unión política y sin democracia, la marcha del mundo se convierte en una fatalidad sobre la cual el pueblo de nuestro continente habrá perdido el poder de pesar. Cada vez que se trata de pesar sobre el futuro del mundo, se encuentra la necesidad de Europa.
Al hombre comedido le basta con lo suficiente